Pecamos mucho de alimentarnos de recuerdos en conserva
cuando no hay nada fresco que llevarse a la boca.
Es un rico pecado y siempre tengo a mano un abre latas.
Yo no me llevo conmigo la maleza a ningún sitio,
no quiero ser la ilustre victima en este curioso sino,
tan imprevisible de grietas.
Conozco un sitio donde dejarlas estar.
Todo tiene que reposar en paz.
Gracias a esta maleza, salió mi flor armada de espinas.
Acerco mi cara a sus pétalos,
me estremezco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario